viernes, 30 de julio de 2010

La casa de las Calaveras. (Morelia, Michoacan)


Despues de un viaje en avión de 11 horas subí a un autobus durante 4 horas con destino a Morelia, no teniendo mucha idea de dónde estaba ni de que me podía encontrar. Sin Guía de viaje, con 4 papeles mal impresos y un par de teléfonos que ya no tengo. Llegué a la estación de autobuses a las 4am dónde me esperaba Oscar después de casi dos meses sin vernos y dónde nos esperaba el comienzo de muchas cosas, no sólo de un viaje, ni de una relación, o una amistad, no se trataba de unas vacaciones, ni de un pequeño descanso de la gran ciudad, era algo más, que tanto juntos como separados nos iba a cambiar para siempre nuestras vidas, aunque todavía para eso hoy en día queda mucho, muchos sitios en los que estar, mucha gente a la que conocer, mucho por hacer y nada que perder, porque nunca hubo NADA que perder. (ITZ)

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